Es una visión común en estos días en los pueblos jóvenes de Lima, la gente vaga por las calles en busca de cualquier cosa que pueda representar una comida.
En tiempos normales, antes de la Covid 19, la mayoría de las familias se las arreglaban para alimentar a sus hijos de forma regular. Su trabajo como vendedor ambulante, señora de la limpieza, carpintero,... les permitía ganar suficiente dinero para cubrir lo básico (real). Eso ha cambiado dramáticamente desde el primer día del estado de emergencia, hace 2 meses. Sin ingresos, sus ahorros desaparecieron en una o dos semanas y desde entonces, encontrar comida se ha convertido en un verdadero reto. Si pertenecen a una comunidad, pueden conseguir algo de comida de la "olla común" (cocina comunitaria). Si no lo hacen o si la "olla común" se ha quedado sin comida, la calle es su única opción.
En nuestros viajes para llevar comida a las comunidades más remotas, los vemos todos los días. A menudo caminan durante horas, esperando lo inesperado, pidiendo un poco de comida para sus hijos. Cuando entregamos comida a una de las cocinas comunitarias, se acercan y nuestro corazón se rompe cuando les oímos susurrar "puede que haya algunas sobras..." Siempre planeamos tener algunas "sobras" en el coche, pero nunca hay suficientes.
El estado de emergencia se ha extendido hasta finales de junio. Una vez que puedan volver al trabajo, la situación debería volver a la "normalidad" gradualmente. Hasta entonces, necesitamos darles una mano. Tenemos que hacer que superen esta crisis. Son sobrevivientes, han sobrevivido muchas situaciones extremas antes. Pero esta lucha, no pueden ganar por sí mismos.
Por favor, considere hacer una donación. Salvar vidas. Traer esperanza. Juntos.