Aquí vamos para otro día de distribución de alimentos a los niños y sus familias.
En primer lugar, durante el estado de emergencia, no podemos llegar a las comunidades sin autorización. Tenemos que dejar que las autoridades sepan exactamente a dónde vamos y por qué.
La primera parada suele ser una de las megatiendas donde compramos comida en grandes cantidades al mejor precio. Frutas y verduras, las compramos en los mercados locales (si están abiertos). Suele ser más fresco y ayudamos a la economía local en los barrios de chabolas.
Una vez que todas las compras están hechas, estamos en camino a nuestra primera comunidad. El líder de la comunidad nos espera y nos ayuda a organizar la distribución de alimentos, para evitar el caos. Preferimos donar comida a la cocina comunitaria, que a menudo es una chimenea improvisada, dirigida por unas pocas damas locales.
Están haciendo un trabajo tremendo en la preparación de una comida saludable para los miembros de la comunidad (los niños y las personas mayores primero). Estas cocinas son un perfecto ejemplo de solidaridad en acción: para muchas personas, es la única manera de sobrevivir durante esta crisis. La gente está muy agradecida por la ayuda que recibe.
Normalmente visitamos 2 o 3 comunidades en un viaje. Estos asentamientos humanos suelen estar situados en lugares remotos en las colinas alrededor de Lima, y son de difícil acceso. Eso explica por qué la mayoría de las veces, somos la primera (y única) ayuda que reciben.
Todos somos voluntarios y a veces la gente nos pregunta por qué hacemos todo esto. La respuesta es simple: ¡sentimos que es nuestro deber ayudar a los necesitados! Si está de acuerdo con nosotros y le gustaría ayudar también, por favor considere hacer una donación. ¡Nos encargaremos de comprar la comida y de entregarla a las personas que más la necesitan!